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La obra de Gustavo Villa aborda una serie de intereses asociados a la construcción de la memoria,las formas arquitectónicas que ocupan el espacio físico y el cuerpo -entendido como un espacio en constante transformación-.

Su obra se desarrolla a partir de procesos e intervenciones que hacen referencia al paso del tiempo, como vestigio que se convierte en símbolo de transitoriedad y permanencia, y a la relación entre el valor de la historicidad y la contemporaneidad.

En su trabajo más reciente titulado Jardín de Delicias, Gustavo crea una serie de poliedros y cortes geométricos en cemento hidraúlico (con adaptaciones sinuanas y formas abstractas) que hacen alusión a las ideas de Le Corbusier y al debate estético sobre la arquitectura como “síntesis de las artes”. Para este proyecto, Villa parte de los cimientos del espacio para crear una escenografía imaginada que convierte las reminiscencias del piso en parte integral del paisaje natural.

A través de una correspondencia de signos, que se articulan a partir de la idea de lo contingente,

Villa explora la noción de la ruina como retorno de la materia manipulada a un estado primigenio,

y cuya estética se construye a partir de una esencia basada en el decaimiento y la renovación.

Daniela Cortés

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